LOS SESENTA

Los sesenta traje(a)ron cambios pero sobre todo, reafirmaciones, seguridades, la noción de una libertad que no recordó los estragos de la guerra. Su lado oscuro era proporcional a la luz y la libertad que anunció para el mundo. El “jackingup” fue tal vez una manera de irse del mundo sin decir explicitamente que el suicidio era la única salida.
Para quienes nacimos en los sesenta y más allá del imperio, el mundo siempre estuvo lejos. Era de papel y silencioso [revistas, fotos]. Reverberaba, aunque nunca lo vimos de verdad. Era la historia de nuestros padres; la recibimos puntualmente, semana a semana, cada quincena y una vez al mes. Era la historia de los reyes y vasallos que no abandonaban los viejos castillos de piedra, de los señores feudales en busca de sus tierras y los que se hicieron dueños del mundo libre a costa de la paz… Y aunque todo sucede al mismo tiempo, no podemos vivirlo todo, cuando menos no al mismo tiempo. Los 60’ ya no están; nos dejaron su música y su corazón.

Moda, imagen, sensualidad, modernidad y Retro. Estamos en nuestros años 60’. Ahora el mundo se acerca y desde la web podemos hacerlo nosotros también: somos la historia del siglo XXI. Somos la nostalgia de quienes, ahora saben, habrán de envejecer. En nosotros, está la juventud, la eterna fuente de los dones.

Ese fue el mensaje que susurraron los dioses. Y fueron pidiendo la vida de chamanes y profetas que también vieron la luz de la materia eterna. Los que cantaron el blues y lo enseñaron de nuevo; los que se encontraron con aquellos románticos que parió Goethe, cuando ascendieron los siete peldaños de la escalera al cielo.

Esos años fueron el amanecer de los hombres negros y rojos, de los hombres amarillos, cuando se descubrió que la guerra era psicodélica y una pantera vio que el hombre blanco mandaba al hombre negro, al hombre rojo, a matar hombres amarillos. El mundo necesitaba olvidar a sus víctimas y se recordó que el sol nace por el oriente, que los negros hicieron el blues y las banderas se levantaron entre la paz y la guerra.

Ahora los 60’ son parte de la adolescencia, un ritmo juvenil, el rostro de las ilusiones que han terminado en la punta de las ballonetas o bajo el plomo de los que no quieren problemas. Sólo falta que legalicen sus drogas, que se institucionalicen sus fantasías. Entonces sabremos si los abuelos pudieron lograrlo, saltar el tiempo, dejar sembrada una semilla que pudiese convertirse en árbol, o su huella será una marca registrada en la historia.