LIBRO DE DON JOSÉ CHI: LA UNIDAD Y LA MEDIDA

Cuando don José vio una imagen que tengo de lo que quienes siguen la mexicanidad le dicen “Hunabkú” y que viene de un códice y se supone que es el yin yang mesoamericano, me preguntó que qué era ese dibujito. Yo le expliqué lo que todo mundo dice y nada más hizo un gesto como de “ah, está bien” y dijo entre dientes “beyualé” que en maya quiere decir algo así como si así lo dice así es.

“Oiga, me dijo, luego de un rato de charla trivial, ya no vamos a platicar de brujos y toltecas, ¿le parece?, porque esos son solo relatos de poder y no existen, ni los unos ni los otros. Solo son moldes, suposiciones, son el afán de algunas voluntades, las proyecciones de la intención de algunos caminantes. Así que como usted no va a ser brujo ni tolteca, es importante que comprenda algunas cosas que sí le van a servir en lo que hace con esas prácticas de curar que le gustan. Y ahora que vi su dibujito, creo que tenemos que hablar del Hunhaabku. ¿Usted sabe lo que es eso? (le empecé a decir lo que había leído y lo que todo mundo dice, pero me interrumpió) no, no, no, a ver, esas son chulerías que no dicen nada, si ve usted, son ideas que nada más repiten lo mismo que los cristianos pero usando palabras mayas que les hace sentir muy espirituales. Vea usted, esto que le voy a decir, tampoco es verdad, pero allá usted si tiene la voluntad para estudiarlo y meditarlo: para medir es necesario que conozca el Hun. El Hun es la base de toda medición que usted haga, pero esa medida no es la medida de los terrenos, para eso se usa el mecate, que es un acuerdo que existe desde hace mucho tiempo, de cuando los señores caminaban por los cuatro rumbos de la tierra y medían todo para repartírselo entre ellos y sus seguidores.

El Hun es una medida que no tiene la misma medida en cada cosa que se mide. Me voy a explicar, el Hun es una base de medida que depende de lo que usted esté midiendo y que está en lo que mide. Si mide un ser humano, si mide el cielo, si mide una planta o si mide un animal, no puede hacerlo con el mismo Hun porque entonces no va a tener correctas las mediciones. Usted tiene un Hun, yo tengo otro y ese Hun se saca midiendo la distancia que hay entre su tuch (ombligo) y el huesito de la voluntad (xifoides) dividido entre cinco. Pero esa medida sirve para encontrar los lugares del cuerpo, donde está la energía, dónde baja o de dónde sale. sirve para medir exactamente a dónde tiene que poner la crema, el empaste, el ünguento. Si no mide bien, puede dañar y no curar, si no mide bien, no puede entender la cualidad y la sustancia de lo que es medido. ¿Entiende usted esto? Por ejemplo si mide usted el cielo, tiene sacar el Hun de la tierra pero necesita conocer el Canmay y necesita conocer el Hau. A los que se les decía originalmente Ahau, no eran gobernantes, eran los señores de la jícara, los que conocían las medidas del cielo. Luego entonces, si usted sabe cuál es la distancia de la tierra al sol sabrá cual es la unidad de medida de los planetas, así puede ver el orden perfecto de las matemáticas.

Ese es el Hun. El Naab es el movimiento natural de todo lo que está vivo y se parece a cuando ve usted una serpiente arrastrándose por el monte. Es un movimiento que ondula, es como un río, porque así se mueve la energía, nunca en línea recta. Vea las formas del viento, vea todo lo que se mueve en la naturaleza y verá esa forma. Del Naab no hay mucho que decir, por ahora, y el Naab, también tiene su unidad de medida porque hay un ciclo que se da ahí arriba y se repite aquí abajo y el ku, esa palabra es más difícil porque al mismo tiempo que es que algo se sienta, donde se puede sentar, puede ser algo que da y por eso dicen que eso es dios, pero el Hunaabku no es dios. Es una fórmula matemática, son números que se escriben de manera oculta porque tienen un poder que no todos deben conocer, que solo los esclarecidos pueden entender y déjeme decirle que esos esclarecidos no están en la tierra desde hace mucho, mucho tiempo.

Mire, usted debe entender un par de cosas: cada ser tiene su propia medida y no puede ser medida con una medida única, porque cada ser es una creación y viene con su propia carga de energía y de materia, a cada cosa se le dan todas las propiedades de existencia y cada cosa y ser tiene que expandirse, es lo que le llaman evolucionar. Así que cuando usted escuche eso de Hunaabku y crea que es dios, piénselo dos veces antes de ponerse a adorar porque puede usted hacerse de los kultbaloob y eso es lo mismo que adorar piedras, lo llevará a la perdición. Si quiere hacerse un ser que conoce, si quiere entender, tiene que abandonar toda forma de culto, toda clase de rituales, sólo trabaje con su cuerpo, respire mucho, tenga días de mucho trabajo y cansancio físico, para que en la noche pueda recibir el conocimiento de adentro.

Lo que en otras creaciones perdió a nuestros gobernantes y los guías de las tribus, fue eso, se confundieron y confundieron cómo se miden las cosas y cómo se ordenan las palabras para hacer creaciones y terminaron siendo encantadores y magos enloquecidos y sanguinarios. Luego se convirtieron en sacerdotes que envilecieron y contaminaron los canales de comunicación con lo que está ahí arriba y con lo que está aquí abajo y crearon a sus dioses de piedra. Todo eso ya no es de esta creación y no debe volver, por eso usted no debe tampoco adorar la piedra del pasado, buscar su saber en sus símbolos ni perderse en los rituales de sus sacerdotes. Los brujos no existen, pero sí el poder irracional, el poder de la violencia, el de la sangre y la ira, la avaricia y la lujuria y esos poderes pueden engendrar monstruos muy nefastos en la mente de esta humanidad que anda perdida en fantasías estúpidas, porque no sé si se ha dado cuenta que estos son los hombres de palo y que van a ser destruidos cuando menos lo esperen porque ya no pueden levantar la mirada a las estrellas ni quieren entender ni quieren saber, no reconocen la maravilla de la creación y por eso no la respetan.

Por eso hay que estudiar y buscar el saber, para que en la próxima vuelta, se tenga la medida y la forma de las cosas, va a ser mucho lo que hay que reconstruir, lo que habrá que darle forma. Y aunque usted no le veo por dónde pueda ser parte de lo nuevo, cuando menos puede ayudar con lo que hace con su guitarrita y sus agujas, sus yerbas, llevando un poco de esperanza por donde vaya, pero tiene que estudiar, entender, aprender a ser humilde de corazón y tiene que fortalecer su voluntad”