Sueño que viajo a través de las imágenes de un Amoxtli, los "templos son residencias estelares en los cielos de abajo", me dice una voz. Entonces veo a Cihuacóatl y me dicen también: "siwantonal", se llama "siwantonal". Sigo el andar, como flotando, paso los días, y me dicen otra vez: "no son cuatro, ni cinco, ni nueve. Son trece y 26 y 52. Son 104, pero es la segunda vuelta... Sigue a los pies -dice-, ellos son los pies, ellos son las manos..." siwatonal, siwuatonal... me hundo en la oscuridad y cuando el sueño está lejos, de pronto me cae un veinte -en el sueño- y me digo, con asombro: "¡claro, son los siete tonales!". Entonces me despierta un pájaro (ahí afuera, en los árboles de mango) Titititititiuuuu y repite el llamado mientras yo me despabilo y caigo en cuenta de que no tiene lógica: "si es siwan, me digo, no es siete, es cueva. ¿Cómo Cihuacóatl puede ser una cueva?... tengo que bajarle a esto del photoshop y las estampitas", me digo mientras voy al baño. Y ahí, me cae otro veinte, esta vez sí en el aquí: "¡Claro!, ella es el origen, ella es la cueva, el universo es una cueva!". Y me entusiasma tanto esa conclusión, que me despierta mi propia voz cuando grito ¡ahooo! y doy un salto tal en la cama que quedo sentado. Mientras me despabilo, ahí afuera los pájaros gritan desesperados que ahí viene el sol y la mañana llega entre las hojas de los árboles.