Matador de jaguares (fragmento de novela)

Mi bisabuela se apellidaba Herrera Chi, venía de Dzibalché, o Dzibalchén, no estoy seguro. Pero de que era Chi sí. porque cobró otro sentido mi condición de tlacuilo, de aprendiz de patzbac, soñador de H'menes. El abuelo español era el que siempre estaba en boca de todos, por lo que sea, hasta como una necesidad de reafirmar que veníamos de España por línea directa. Y así era, el bisabuelo se había bajado de algún barco que nadie recordaba. Compró aljibes y se dedicó al negocio del agua, como un Itzá; y en eso otra vez podía ver yo entonces las conexiones simbólicas con un pasado remoto. Mi historia personal montaba perfectamente bien con otros ambientes y otras ciudades: mi abuelo tolteca que llegó a tierra yucateca cuando dejó los valles y las montañas de su padre, quiché. Que sabía de ingeniería hidráulica y trabajó en los diques y canales de riego de todos los valles importantes del Petén yucateco. Ahora era un español que vino de algún pueblo de Galicia, dicen que Pontevedra, no sé. Y dejó los campos de fresas para refugiarse de su soledad y abandono en Campeche. Y por parte de mi padre, no sé mucho pero sí percibo el aliento de una brisa arabesca, o libanesa, tampoco sé, pero algo viene a mí desde el medio oriente.
Mi abuela materna venía de las quintas, de las haciendas. Era mestiza fina, hija de capataz de hacienda. A ella le gustaba ir con la tía Carmelita a mirar los árboles. Muchos creían que su arrobo y suspirar frente a las copas de los caimitos era nostalgia y tristeza. Ella se transportaba así a su infancia, a los árboles de la vieja hacienda, a los baños de aljibe y de laguna más allá de las milpas, en el cenote oculto entre las ceibas y los ramones.
En mí convergían todas esas voces, pero era tanta la oscuridad en la que vivíamos que nunca pude escucharlas sino el estruendo del abuelo gritando como un dios iracundo a punto de inundar la tierra, o en contra parte, el arrullo aletargante del agua mansa que eran los brazos de la abuela, protectora y proveedora, como una diosa, Xmucané, Xpiyacoc-